sábado, 12 de septiembre de 2009

Adios

Cuando te conocí tu estabas con alguien más, tu brillo, tu luz, tus sonidos, me hicieron palpitar, pero yo sabía que no era tiempo para estar juntos.

Escogí a otro en tu lugar, había tantas similitudes que me hacía pensar que aunque físicamente no estabas conmigo en mi mente sí.

Casi dos años con él hasta que un día sin previo aviso se fue, trate de obtener una respuesta, de revivir lo que teníamos pero solo obtuve de él un gran silencio.

Estuve sola, desamparada, sin saberque hacer, no podía seguir asi, pero te volví a encontrar em esa toemda, me miraste, brillaste y fue cuando supe que llegarías a mi vida, no importa cuanto costo, lo importante es que había llegado la hora de vivir juntos.

Tarde algún tiempo en adaptarme a tí, en conocerte, en cuidarte pero siempre estuviste conmigo.

Me escuchaste, me miraste, me viste reir, me escuchaste llorar, me acercaste a la gente que mas quiero, me acompañaste en todo momento, en el trabajo me ayudaste, en los conciertos brincaste conmigo, cantaste, me cuidaste.

Pase contigo miles de horas, a pesar de que algunas veces no te cuide bien, tantas noches en vela, tantas veces que despertaste para oirme respirar, que suavemente me avisabas que era hora de comenzar el día.

Fueron casi 2 años de una gran felicidad, de tantos sueños compartidos, que aún cuando no tuve trabajo seguiste conmigo, que en cada fecha importante, no podíamos vivir separados por mucho tiempo.

Todo aquel que me conociera sabía lo importante que eras en mi vida, lo que siempre has significado para mí y ahora ya no estas.

Alguien te arrebató de mis manos, me alejó de tí, sin saber si tu éstas bien, te llevaste gran parte de mi vida y de mi seguridad, ahora se que nada te va a reemplazar.

Si estoy hablando de mi celular, la segunda cosa material que realmente me importaba, después de mi cama, algo que lo que no me podía separar, con el que dormia y en el que guardaba memorias de fotos, videos, mensajes de mi vida, de lo que más me gustaba.

El miércoles 9 de septiembre, salí temprano del trabajo y aunque recibí 2 llamadas que pudieron haber hecho que regresara, pero no lo hice, pase por mi frapuchino cajeta al Starbuks de plaza Lomas, para ver al barista que me gusta y del cual todavia no se su nombre.

Trafico en la ciudad, tarde en llegar a Chapultepec, me subí al metro, iba lento y sali en la misma estación de siempre, me subi al micro con el rumbo de siempre, con mis audífonos y sintonizando el partido de México en mi Une TV, se terminó el primer tiempo, y me conecté al messenger, miraba a la ventana cuando vi que todo mundo se movía y pregunté que pasaba.

Ya nos asaltaron me decía una voz tembloroza, y procedi a guardar mi celular, pero uno de ellos ya lo había visto y me dijo que se lo diera, no me insultó, solo hablo fuertemente, y sin poder hacer nada, se lo entregue, pensando en quitarle la tarjeta de memoria, pero con el pánico de que si lo hacía podía provocar una respuesta negativa de su parte.

Me sentí ultrajada, me choca perder algo y me choca aún mas que un estúpido me haya hecho esto, despojarme no solo de mi celular, del trabajo que él me costo, sino además me robo mi seguridad.

Odio tener miedo, odio tener que pedir que me acompañen, odio desconfiar de todo aquel que me mira, de todo aquel que se acerca, de todo aquel que ve lo que tengo o traigo.

No denuncié, tal vez eso hice mal, pero nada podía ganar, el celular ya estaba viejo, y tengo las herramientas para garantizar que por lo menos en Iusacell o Unefon no va a ser activado, mi tarjeta de memoria me preocupa que utilicen mis fotos, solo espero que eso no les importe y solamente la borren.

Me duele perderlo pero se que las cosas pasan por algo y tiene que ser por algo bueno...

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